Nutrición clínica
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Nutrición clínica
Según la OMS, la definición de ‘salud’ es un estado de completo bienestar físico, mental y social. Por ello, cuando se padece una patología, no solo se ve afectado nuestro estado físico, sino que puede influenciar de forma negativa a nivel emocional y social. Un abordaje nutricional es fundamental en numerosas patologías, ya que podemos prevenirlas e incluso revertirlas.
Lo primordial para su tratamiento es que el/la paciente reciba educación nutricional, conocer cómo debo distribuir mis comidas y cómo debe ser mi plato en cada una de ellas, aprender a leer etiquetas nutricionales… Además de ello, se aportarán recomendaciones y explicaciones personalizadas sobre cada patología, para poder aprender sobre ella y cómo debemos afrontarla.
Dietas para patologías cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares (hipertensión, colesterol, hipertrigliceridemia…) son cada vez más comunes en nuestra población. Se trata de problemas de salud que se pueden prevenir con alimentación equilibrada, un ejercicio adecuado y unos hábitos de vida saludables. Hay que destacar que pueden ser reversibles; pero será tanto menos reversible cuanto mayor sea el daño, o una vez sufrido un accidente cardiovascular. Por esta razón la prevención es un aspecto clave.
Patologías endocrinas
Nuestro sistema endocrino cuenta con 8 glándulas distribuidas por todo nuestro organismo productoras de hormonas, al verse alteradas, se puede ver afectado nuestro crecimiento y desarrollo, metabolismo, estado de ánimo, función sexual… Esto puede ser debido a un mal funcionamiento de la glándula, encontrando niveles hormonales demasiado altos o bajos que nos lleven a diferentes trastornos endocrinos. Las enfermedades más comunes son: diabetes, hipotiroidismo e hipertiroidismo, aunque podemos encontrar numerosas patologías.
Patologías renales
Cada día son más frecuentes estas patologías, pueden producirse por causas primarias o secundarias (debido a medicamentos, principalmente). Un abordaje nutricional es fundamental en muchas enfermedades renales, ya que podemos prevenir que lleguen a mayores estadíos, y en ciertos casos, revertir la enfermedad. Un ejemplo de ello es la insuficiencia renal, en la que, con unas correctas elecciones de alimentos, evitamos la acumulación de sustancias que se deben eliminar a través de la orina, pero que al no funcionar correctamente, se acumularán en la sangre.
Patologías autoinmunes
Nuestro sistema inmunitario nos protege frente a virus, bacterias o cuerpos extraños que llegan a nuestro organismo. En las enfermedades autoinmunes, debido a ciertas anomalías, ataca a las propias células y tejidos del cuerpo, aunque sean células sanas. Se conocen más de 80 enfermedades, pero cabe destacar la diabetes tipo I, artritis, enfermedad de Graves, enfermedad inflamatoria intestinal… Para paliar su sintomatología, podemos adaptar nuestra alimentación para revertir el estado pro-inflamatorio del organismo.
Dietas para patologías digestivas
El tipo de alimentación del día a día puede condicionar la salud del sistema digestivo de las personas. Hay trastornos digestivos muy comunes que causan alteraciones que dificultan el día a día. Los síntomas más comunes y recurrentes suelen ser distensión abdominal, estreñimiento/diarrea, digestiones más lentas, reflujo, espasmos intestinales, gases, etc. Estos síntomas pueden coexistir y está en nuestra mano ayudar a una mejora de los mismos. Para ello, el diagnóstico será clave: alergias o intolerancias alimentarias, sobrecrecimiento bacteriano, histaminosis, síndrome de intestino irritable, reflujo gastroesofágico, enfermedad de Crohn... Hay que tener en cuenta que, la alimentación y el estilo de vida, serán puntos cruciales. Por ello, tener una adecuada reeducación alimentaria y unas pautas personalizadas nos permitirán mejorar la calidad de vida. Aprendiendo qué comer en casa, pero también cómo adaptarlo fuera de ella.
Deficits vitamínicos
Una alimentación desequilibrada nos puede llevar a carencias vitamínicos a largo plazo, por lo que es importante conocer cómo distribuir nuestro plato, además de qué aporta cada alimento a mi cuerpo. Actualmente, más de la mitad de la población sufre hipovitaminosis. Esto nos puede llevar a síntomas como fatiga, falta de aire, palidez, mareos, debilidad muscular, confusión, olvidos… Además de una alimentación desequilibrada, hay otros motivos que pueden crear esta sintomatología, como el intestino permeable, enfermedad de Crohn… Por ello, es importante acudir a una profesional que pueda ayudarte a entender la forma en la que debes nutrirte y poder suplir estas carencias.